En 1927 un matemático formuló el Principio de Indeterminación. Heisenberg trataba de estudiar la forma de medir la posición y la velocidad de un electrón, para lo que necesitaba enviar un haz de luz. Para poder “ver” de algún modo el electrón es necesario que un fotón de luz choque con el electrón, con lo cual está modificando su posición y su velocidad, es decir, por el mismo hecho de realizar la medida, el experimentador modifica los datos de algún modo, introduciendo un error que es imposible reducir a cero. La formulación de este principio trajo múltiples consecuencias: a) supuso la base de otros trabajos de investigación que harían que en 1932, poco antes de cumplir los 31 años, Heisemberg recibiera el Premio Nóbel de Física; b) que hasta los físicos y matemáticos se han visto obligados, no siempre de buena gana, a renunciar al sueño de conseguir verdades absolutas y c) se introduce un cambio básico en nuestra forma de estudiar la naturaleza, de acercarnos a la realidad.
El principio de indeterminación venía a decir algo así como que nada se puede predecir con exactitud; siempre queda un margen de indeterminación en el conocimiento humano. Pero lo más importante es que el Principio está relacionado con el hecho de que el observador, por el mero hecho de ser testigo influye en la realidad que está observando, la altera, introduce una variable de indeterminación.
Una cita más reciente corresponde al matemático y físico austriáco Heinz Von Foerster, uno de los máximos exponentes del constructivismo, cuando afirma que en la noción tradicional de objetividad consiste en pretender que las propiedades de un observador no entran en la descripción de sus observaciones. Añade que la objetividad es la ilusión de que las observaciones pueden hacerse sin un observador.
He querido comenzar este Blog con estos dos pequeños apuntes desde la teoría para poner énfasis en la idea de que no hay miradas neutras. Es decir, nuestra forma de acercarnos a la realidad influye en ella, la transforma. Desde esta posición voy a tratar de hacer algunas reflexiones, muchas en forma de preguntas, de interrogantes sobre la base de la “realidad” en que vivimos.
El principio de indeterminación venía a decir algo así como que nada se puede predecir con exactitud; siempre queda un margen de indeterminación en el conocimiento humano. Pero lo más importante es que el Principio está relacionado con el hecho de que el observador, por el mero hecho de ser testigo influye en la realidad que está observando, la altera, introduce una variable de indeterminación.
Una cita más reciente corresponde al matemático y físico austriáco Heinz Von Foerster, uno de los máximos exponentes del constructivismo, cuando afirma que en la noción tradicional de objetividad consiste en pretender que las propiedades de un observador no entran en la descripción de sus observaciones. Añade que la objetividad es la ilusión de que las observaciones pueden hacerse sin un observador.
He querido comenzar este Blog con estos dos pequeños apuntes desde la teoría para poner énfasis en la idea de que no hay miradas neutras. Es decir, nuestra forma de acercarnos a la realidad influye en ella, la transforma. Desde esta posición voy a tratar de hacer algunas reflexiones, muchas en forma de preguntas, de interrogantes sobre la base de la “realidad” en que vivimos.
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